Por qué huyo de mí (y 3)

22 comentarios:

alba dijo...

El alma para sí misma
es una imperial amiga-
o la más agónica espía-
que un enemigo - podría mandarle-

segura de sí misma-
ninguna traición- teme-
siendo soberana - de sí misma
el alma quedaría anonadada.


(Emily Dickinson)


Un abrazo fuerte, Bel.

mjromero dijo...

¿Es despiadada la desnudez o el ropaje que la cubre y la descubre?
Porque la desnudez del lenguaje, de este poema sin envoltorios...me hace pensar no en el poema en sí sino en una especie de pregunta que le precede.
Me ha encantado.
Un beso.

Stalker dijo...

Me golpeas, Bel, y yo te pongo el rostro agracecido para recibir esa bofetada que acaricia.

gracias

Marisa Peña dijo...

Me gusta mucho esa gradación que lleva de lo ajeno a lo propio "in crescendo"(muchos, ellos, nosotros, yo...)Al final nos encontramos con nosotros mismos, por más que nos pese.Que tengas un bello domingo, queridísima Bel.

giovanni dijo...

'Crueles, que no sienten compasión'

Ellos?
Nosotros?
Yo
no?

Somos ellos?

Un beso

PD: Por supuesto puedes usar el vídeo. Qué honor, qué gusto!

Belnu dijo...

La noche soy y hemos perdido.
Así hablo yo, cobardes.
La noche ha caído y ya se ha pensado en todo.
Alejandra Pizarnik

Sí, Bel, sigue exponiéndolos desnudos, sin piedad, para los que leemos

Fernando dijo...

y todavía pesigues la quimera...


bs.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Y yo también, Bel. Yo también, en ese "yo". Pero no todos en la misma medida, no todos de la misma forma, no todos con idénticas responsabilidades. Al menos no vos, Bel (lo sé sin haberte visto, pero te he leído y eso es más que verte).

Un abrazo fuerte y no huyas. Yo te miro, encandilada, y quiero acercarme, ir hacia vos. Y mi instinto me dice que no estoy equivocada.

PÁJARO DE CHINA dijo...

P.S.: De la mano de Carla Bley vi jirafas, niños que guardaban piedras dentro de sus zapatos vacíos como si fueran estrellas y especies vegetales que parecían morirse pero no, solo se pudría una parte, que yo tenía que amputar para que renacieran, después. La maravilla son ustedes, no hay otra, haciéndome ver el mundo.

Isabel Mercadé dijo...

Querida (*:
No sé cómo, pero me encanta que algo de lo que aquí dejo me sea devuelto como un regalo con un poema de E.D. No se puede pedir mucho más.
Gracias.
Un beso enorme.

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Alfaro:

Tu propio comentario es un poema. Muchas gracias por él y por lo que dices. Y sí, es cierto, una o muchas, pero es eso, una especie.

Un gran abrazo.

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Oh, Stalker, las gracias te las doy a ti. Y con el tuyo van tres, tres hermosos poemas, tres hermosos regalos.
A veces el mundo es mágico.

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Querida Marisa:

Gracias. Me alegra que lo veas así. Y sí, al final nos queda poco más que el espejo y esos ojos que nos miran.

Un gran abrazo.

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Giovanni, querido, como de costumbre haciendo la pregunta certera. No recuerdo ahora quién dijo, creo que Sócrates, que eso es lo difícil, hacer la pregunta y que cuando se tiene la pregunta, ya está en ella la respuesta.

Y gracias por ese mar. Te avisaré cuando me lo lleve.

Un beso.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Belnu:

Como le decía a (* más arriba, no entiendo cómo, pero sucede, y te lo agradezco infinitamente, que lo que aquí dejo me sea devuelto con este regalo, un poema, de E.D. como has hecho tú tantas veces, o de A.P., de nuevo, tan certera, tan contundente.

Y gracias también por entender tanto.

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Querido Fernando:

No era consciente de que la persiguiera. Tal vez sí, tal vez intentar decir, sólo decir, ya lo sea.

Un beso para ti.

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Mariel

Es uno de los regalos que nos hacemos, esa mirada, que es mucho y casi bastaría, pero también nos gustan tanto las palabras...

Tú lo dices, de la mano, porque seguro que mostrárnoslo, organizar las palabras para que los otros también lo veamos, lo haces tú solita.

Me has recordado lo que dijo una vez Clarice Lispector: "dar la mano a alguien, eso fue lo que siempre esperé de la alegría".

Un gran abrazo.

virgi dijo...

Reconocernos en los otros.
Mirarnos entre las grietas,
las cicatrices,
el espanto.


Sigue, Bel, así, fente al espejo.
Besos

el objeto a dijo...

me senté con las piernas cruzadas sobre la esterilla de meditacion, cerré los ojos y de repente yo era los otros y los otros eran yo
aún no sé si cuando eso sucede es porque me encuentro o porque me he perdido

Goliardo dijo...

Observo lo mismo que Marisa, la gradación. Y agrego, además, que va de la multitud que nos disuelve en lo múltiple, a la individualidad que nos desnuda en soledad. Hermoso y desgarrador.
Un gran abrazo, Bel, gran poeta revelada aunque furtiva.

Clarice Baricco dijo...

Duele leer la verdad.
¿Cómo huir?

Mi cariño.

Diana H. dijo...

Qué fácil encontrarlos.
Qué difícil vernos.
Precioso, Bel.
Un beso.

Isabel Mercadé dijo...

Virgi, otro regalo, otro poema, porque ¿lo sabes, no, que me has dejado un hermoso poema?
Gracias, por todo.
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

El objeto a,
Es una pregunta retórica, que no espera respuesta. No la daré, pues, y me quedaré ahí, mirando, sin saber, pero mirando mucho.
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Alejandro,
Gracias mil por tus generosas consideraciones y, sobre todo, por encontrar la palabra por mí. Si tú supieras... durante un tiempo, llegué incluso a esconder lo que escribía, no para cualquiera que pudiera andar por casa, sino para mí misma. Ni te imaginas los sustos que me llevaba cuando por azar descubría alguno de esos papeles. Furtiva de mí misma. Gracias otra vez.
Un abrazo inmenso.

Isabel Mercadé dijo...

Mi querida Graciela,
Sí, os he cargado a vosotros con el peso de aquello de lo que huyo y he de confesar que me siento de maravilla. Muchísimas gracias. Eres luz.
Un beso.

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Y tú también, Luzdeana, me devuelves lo que aquí he dejado con otro precioso poema. Como decía arriba, el mundo a veces es
mágico.
Un gran abrazo.

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Gracias a todos a los que me habéis dejado estos hermosos regalos y a los otros, a los que me han regalado su silencio, que lo sé, que estáis ahí y todavía no os lo había dicho.

Un abrazo.

Jenn Díaz dijo...

No creas que me perdí este poema, más breve, con tanta fuerza, sencillo, directo: que golpeaba.
Vine y no supe qué decir.
Y ahora, tras el blanco, vengo... a dejarte un fuerte abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Fusa, querida, te agradezco lo que dices, y sé que es de verdad, pero no te sientas obligada nunca ni a venir ni a decir nada.
Un abrazo muy fuerte para ti.